INSOMNES

Claro que sé que pasa! Le dijo Olga a su vecina, en medio de una rabiosa barrida de hojas que ese otoño se había propuesto sin pausa desgajar de cada árbol del barrio. Me canso de decirlo pero nadie me escucha!, agregó con el mismo tono pero sin mirar a Mirna, quien se había detenido en su propia recolección para con un gesto agotado tanto físico como mental ,girar lentamente su cabeza y observar a su vecina, sin ánimo de nada, sólo de dormir. No entendía de dónde sacaba fuerzas Olga para barrer y gritar todo el tiempo…Ella, – y estaba segura que Olga también, por qué todo el pueblo estaba igual-, llevaban ya una semana de mal dormir y ya no era conscith2Z7KHNOLente del momento en que se tiraba a descansar donde pudiera: un sillón, una cama, las sillas, la reposera; y aun así no lograba lo que esperaba ya con desesperación: Solamente Dormir!! No recordaba bien, pero por lo menos habían pasado cinco días sin lograr conciliar un sueño reparador… Sentía que mucho más no iba a aguantar, y que se acercaba rápidamente el límite de aceptar lo que viniera con tal de perder la conciencia y descansar.

Era cierto además que Olga tenía una teoría y muchas la creían pero era indemostrable por ahora, y el agotamiento favorecía el investigar cada vez menos.

Los que seguro algo sabían, los policías, no hacían más que mirar para otro lado y cuidar que los nervios no llevaran a nadie a una violencia perjudicial, y además usaban su sonrisa de yo no fui cuando se los increpaba con la teoría de Olga y sus seguidoras.

La realidad es que el pueblo estaba desquiciado y si no pasaba nada era de cansados que estaban.

Todo empezó un domingo a la noche, luego que mucha gente viera que el cielo se iluminara fugazmente y un zumbido penetrante surgiera para luego alejarse. Pasada la sorpresa y los comentarios, cada uno se fue a descansar y no lo logró. En los comentarios del día el no haber podido conciliar el sueño fue atribuido a la expectación producida por lo extraño del fenómeno, pero sin poner más carga que la normal.

El segundo día fue igual, ya los rostros eran de pocos amigos, se empezaron a diversificar las razones que iban desde la comida a discusiones familiares o en el trabajo, aunque llamaba mucho la atención la generalización.

Al tercer día, la mayoría estaba inaguantable, nerviosos, quisquillosos, irascibles, de mal talante, apagados, densos, quejosos,  arrastrando los pies todos.

Con el cuarto empezaron a parecer las teorías cargadas de misterio e intencionalidad: que la NASA, que el ejército, que los talibanes, que el ozono, que la política, que el agua, que el vino, que la coca, que la cumbia, que la salsa, que el fin del mundo, que el fútbol soporífero de los domingos (una contradicción si se quiere). El más aceptado era el argumento del OVNI de hace una semana, se decía que a su paso había alterado la composición del aire que se respiraba y eso afectaba el cerebro de tal manera que no podían dormir. Tenía lógica, salvo que los estudios químicos básicos no daban nada extraño, excepto que uno pasara por la venta de pescado de Maru, pero eso siempre había existido.

Y que decía Olga?, ella había establecido claramente que esto era un experimento a nivel militar y que estaban usando al pueblo para confirmar su efecto. Que la policía lo sabía pero tenía que seguir la corriente para que no los degraden o los manden a Chicha-Chicha, un pueblo de 20 habitantes sin luz.

Su idea cada vez tenía más adeptas, solo mujeres, porque los hombres no querían admitir que una mujer tuviera razón. Ella aseguraba que lo hacían a través de algo que nadie dejaba de hacer, incluso los bebés.

Para ella la culpa no era del supuesto OVNI que seguramente era un fuego artificial más grande que otros, ni los talibanes que no sabía que eran, ni los mosquitos, el fútbol seguro que no porque daba el efecto contrario, ni el efecto invernadero porque había uno solo en el pueblo y era pequeño, ni la política porque aburría, ni el agua que era un desastre desde siempre, ni las bebidas porque no todos las tomaban, menos los bailes porque el pueblo era más amargo que el Terma de antes y ya casi nadie bailaba.

Era muy simple, la causa era la emisión de rayos a través del televisor y en particular en el programa de TINELLI, que nadie dejaba de ver.. que no sólo producía insomnio sino también adicción y por eso no podía comprobar su teoría.